El relato bíblico de David contra Goliat es la metáfora más popular sobre la lucha desigual entre débiles y poderosos, siempre a mano para alimentar la esperanza cuando es lo único que queda.
Interpretado a veces como un milagro, otras como ejemplo de superación, y otras (bastantes) como placebo para soñadores. Hoy nos referimos a este relato con todas las lecturas posibles.
No lo sabíamos entonces, pero desde su inicio, el proyecto Me&Mine ha sido una utopía. Pensábamos que no éramos ambiciosas porque no queríamos algo grande ni novedoso. Pensábamos que éramos realistas porque no queríamos hacernos ricas ni famosas. Pensábamos que éramos independientes porque no queríamos endeudarnos ni económica ni socialmente. Nos equivocamos: sí éramos ambiciosas, no éramos realistas y nunca fuimos independientes.
Después de más de 6 años de andadura intensos que parecen un suspiro, debemos admitir varias lecciones que, de forma general, podríamos resumir así:
Uno: pocas cosas hay más ambiciosas e ingenuas que intentar ser sostenible, coherente y autosuficiente. Ni de lejos podemos atribuirnos tales logros, y sin embargo, siguen siendo los objetivos correctos.
Dos: que no puedas cambiar las reglas del juego, no implica que no puedas ganar o, como mínimo, no implica una derrota forzada. Aprende bien las reglas, perfecciona tu estrategia.
Tres: incluso los milagros requieren esfuerzo y creatividad.
Este es el aprendizaje que ponemos sobre la mesa como nuevo punto de partida. En cierto sentido, hoy cerramos una etapa para empezar otra nueva y como hemos dicho en otra parte, algunos finales son la oportunidad perfecta para un nuevo comienzo que se llama @meandmineplay
Os damos la bienvenida a la que esperamos que sea también vuestra casa. No tenemos hondas capaces de derrotar gigantes, pero sí lanza-pompones y yoyos de madera para jugar, porque queremos seguir jugando.
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